Punta Arenas, 7 de febrero de
2012
SEÑOR EDITOR DE MEDIO DE COMUNICACIÓN Y DIFUSIÓN PÚBLICA
PRESENTE
HACEMOS LLEGAR A SU RESPETABLE
MEDIO--
La destrucción de Aysén no es la solución energética de Chile.
Chile al día de hoy lamentablemente es un país destruido
ambientalmente, Aysén es la última frontera, la gran oportunidad de hacer las
cosas bien.
Cuando vemos en la practica lo que es la matriz Energética de nuestro amado
Chile, que se ha sustentado en estos años en el diesel, carbón e
hidroeléctricas de muro de contención, nos damos cuenta en primera instancia
que en pocos años con la huella de carbono que estamos dejando y dejaremos, nos
transformara de seguir así, en uno de los países mas sucios no solo de Latino
América, como del planeta en general y, eso le significara grandes costos
económicos a las futuras generaciones que vendrán, que tendrán que lidiar con
un problema insalubre de difícil solución y de ardua reestructuración, si es
que no tomamos las providencias necesarias y de una ves, haciendo la
reconversión necesaria a renovables.
Es una decisión difícil dado la
realidad del modelo económico actual, que han permitido los gobiernos, ya que
implica un cambio de conciencia en nuestros gobernantes, de una manera
diferente de hacer las cosas, que nuestros acreedores (transnacionales) no están
acostumbrados, pero en algún momento tenemos que empezar y debe ser ahora, si
es que queremos ser competitivos en los próximos años comercialmente.
Llevamos décadas sin tener una
visión acertada en este tema y somos en verdad solo un castillo de naipes y lo
que es peor aun, lo que se quiere hacer en materia energética como solución
final al tema energético, es simplemente una aberración. Al pretender destruir
para siempre la región de Aysén con ese fin. En un territorio de excepción, que
es la ultima frontera ambiental del país, que representa ante todo la esperanza
cierta de la nueva forma de hacer las cosas. Región que además representa mucho
mas libre de represas y de contaminación como imagen país, que destruida por
proyectos energéticos que no solucionan en nada la crisis energética y, tampoco
mejoran la vida de las personas. Solo contribuyen para ensuciarnos aun más y
nos dejan de manos atadas para entrar en la vía correcta de una nación que
pretende ser en vías de desarrollo.
Lo que se busca en verdad con la
imposición por parte del gobierno actual de posicionar las represas en Aysén,
es una solución fácil que solo favorece al mundo de los negocios y que por
sobre todo no les genere problemas a las transnacionales y sus socios chilenos
y estos puedan operar sin restricciones con la mínima inversión y eso no puede
ser. Según cifras que circulan en el medio minero internacional, la inversión
proyectada para los próximos veinte años en esta área en el país, seria de
cincuenta mil millones de dólares. Lo que es en si mismo una buena noticia. Lo
que no es una buena noticia, es que tengamos que destruir Chile para generar
esta energía para que operen estas transnacionales mineras y, saquen jugosas
ganancias en detrimento de los habitantes de las regiones pretendidas y es en
eso en donde radica lo ruinoso de la estrategia energética impuesta por el
actual gobierno. Que no favorece al hombre y si a las empresas, de un formato
que no podemos permitir, porque seria invariablemente la autodestrucción de lo
que somos y lo que representamos como cultura y forma de hacer, no solo en
Aysén como en la nación como un todo.
La lógica impuesta por estas
transnacionales a los gobiernos de turno desde la entrada en democracia, tanto
de la concertación como de la alianza, es a la inversa de la lógica básica con
la cual los estados soberanos se relacionan con estas transnacionales, que ante
todo defienden lo suyo y no les interesa en lo mas mínimo, si es que para
lograrlo destruyen Chile entero en la búsqueda de sus ganancias. Hecho que
indica a todas luces que en la variable energética esta la verdadera
preponderancia y la sustentabilidad de los proyectos de la mega minería en
Chile.
Lo que se debería hacer y no es
nada nuevo, es obligar a estas transnacionales a generar como mínimo un 30% de
la energía que necesitan, con energías renovables en sus mismos puntos de
operación y, no esperar que el estado de Chile haga caso omiso de los malos
proyectos energéticos pretendidos por los privados (HidroAysén, Xstrata, Isla
Riesco) destruyendo una región completa como Aysén a miles de kilómetros en el
otro extremo del país, para permitirles operar en lo que se puede decir en
estado de gracia. Sin responsabilidades, burlándose de todos nosotros y mas
encima con grandes utilidades.
Chile al día de hoy
lamentablemente es un país destruido ambientalmente, Aysén es la última
frontera, la gran oportunidad de hacer las cosas bien y demostrarnos que somos
capaces y consecuentes en la forma de ver el desarrollo. Lamentablemente
nuestros gobernantes no han tenido una visión periférica de lo que representa
en verdad un desarrollo apropiado, que mire el futuro en forma acertada. Nos
hemos dejado llevar por el inmediatismo económico, aceptando un modelo impuesto
por afuerinos, con un modelo que de verdad es inaplicable, sustentado en el
consumo y no en el ahorro como debería ser. Abriéndoles las puertas a las
transnacionales, sin ponerles reglas claras, con una fiscalización adecuada, de
situaciones que en los países de orígenes de estas mismas transnacionales no
les son permitidas, por la destrucción que generan.
Necesitamos un rayado de cancha
con altura de mira, que nos permita aliar el progreso y el desarrollo con la
consecuencia ambiental. De un ítem que hoy es de importancia vital y necesaria
si se quiere sobrevivir de buena manera, que es sin duda la piedra angular del
presente-futuro del mundo de hoy, en lo que a desarrollo se refiere.
El territorio de Aysén es lo que
se podría decir la gran oportunidad de hacer las cosas bien y en eso deberíamos
fundamentarnos en el concepto aysenino “Reserva de Vida” de una forma moderna y
acertada de ver el presente, proyectándonos hacia el futuro. Un país que no
tiene la capacidad de entender que no solo de pan vive el hombre y que Aysén
representa mucho más que solo bosques y ríos, es en verdad un país sin futuro.
De una situación que pagaremos inapelablemente en un tiempo no muy lejano, con
las consecuencias negativas de no haber tenido la proyección necesaria, para
entender la verdad de lo que esta en juego y, lo que representa una región como
Aysén en la globalidad de la visión del Chile moderno y actual.
Por Andrés Gillmore Secretario y
vocero Corporación Costa Carrera-Aysén
Fuente: ANDRES GILLMORE. ELVACANUDO
Enviado por Carlos Peres
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Políticos y Torturados de Magallanes.
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